Hoy
me puse mis gafas de pasta e hice tiempo leyendo en el asiento
delantero de mi coche. Me gusta sentir esos primeros rayos de sol en mi
cara mientras recuerdo con una media sonrisa el miedo que me daba acudir
a aquellas tertulias filosóficas lo jueves por la tarde en aquellas
teterias tan molonas. Jorge siempre me animaba diciéndome que no tenía
por qué participar activamente. Yo me limitaba a observar. Como siempre
he hecho en mi vida.
Anoche estuvimos pintando hasta las tantas las ramas de los árboles y esas nubes gorditas.
Iré a comprarte esos colores. Te lo he prometido. Siempre cumplo mis
promesas. Como cuando te prometí que te visitaría en Berlín y allí me
planté.
Me quedo con esas palabras a medio pronunciar: " no estés triste, yo estoy aqui"